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¿Qué son las convulsiones?

Las convulsiones son movimientos espasmódicos de todo el cuerpo o parte de él, consecuencia de la contracción y relajación rápida, repetida e involuntaria de los músculos. Esa contracción muscular se debe, a su vez, a su estimulación por la excitación y actividad eléctrica, también involuntaria, de grupos de neuronas situadas en el cerebro.

Si esa excitación afecta a la totalidad de las neuronas de la corteza cerebral, las convulsiones afectan a todo el cuerpo. Por el contrario, cuando es un grupo reducido de neuronas las que presentan descarga, la convulsión puede afectar a sólo una parte del cuerpo.

Las personas que convulsionan suelen perder el conocimiento, cayendo al suelo, y no es extraño que se muerdan la lengua. Pasado un tiempo, generalmente segundos o minutos, la convulsión cederá y el paciente recobrará la conciencia lentamente, aunque estará somnoliento y confuso.

 

¿Cuáles son las causas que las generan?

Las convulsiones se pueden dar por muchas causas: bajada importante de azúcar en sangre, hemorragia cerebral, por no dormir, por consumo de tóxicos, problemas metabólicos, algunas intoxicaciones, ictus, traumatismos, fiebre, infecciones…

La epilepsia es también una causa frecuente e importante de convulsiones, pero no todas las crisis epilépticas son convulsivas, ya que en este caso la convulsión sería un síntoma de la epilepsia, que sería la enfermedad. Para simplificar vamos a dividir las crisis epilépticas en dos grupos: parciales y generalizadas.

  • En las parciales no siempre se pierde el conocimiento, y la persona que las sufre tiene alteraciones del movimiento, de la vista o de la memoria; aunque en algunos casos puede llegar a quedarse adormilada.
  • En las generalizadas, la persona no se da cuenta de lo que está sucediendo a su alrededor, y pueden ir desde una crisis de ausencia en la que el paciente se queda mirando a un punto fijo hasta una crisis tónico-clónica con caída al suelo y fase convulsiva completa.

 

¿Qué hacemos si alguien convulsiona?

  • Mantener la calma.
  • Asegurar el entorno donde se encuentre. Mover o retirar los objetos que puedan ser peligrosos en ese momento y protegerle la cabeza con algún objeto blando, con el fin de evitar que se golpee contra el suelo con cada sacudida.

 

  • Aflojar la ropa apretada o cualquier prenda que le comprima. El fin de quitarle las gafas, cinturones, corbatas, etc. es facilitarle la respiración.
  • Controlar el tiempo. Es de vital importancia cronometrar cuánto dura el episodio, ya que las convulsiones suelen ceder en 2 o 3 minutos, pero si duran más de 5 minutos habría que llamar a los servicios de emergencia (112).

  • Permanecer con la persona hasta que hayan pasado las convulsiones y esté completamente consciente. Si la persona estaba inconsciente durante la convulsión, cuando termine gírala sobre un costado mientras acaba de recuperarse. Muéstrate comprensivo y amigable ya que seguramente estará desorientada, aturdida y muy cansada. Necesita que le acompañes hasta que se recupere por completo. Ofrécete a llamar a alguien para que venga a buscarle.

La posición lateral de seguridad es muy útil ante cualquier emergencia en la que la persona esté inconsciente, pero respire por sí misma.

  • Observar las circunstancias y características de la crisis. Una vez terminado el episodio, que se describan los detalles de lo sucedido es de vital importancia para la persona que ha padecido las convulsiones, ya que puede resultar de ayuda en su diagnóstico médico. Por ello, sería recomendable fijarse en:
    • Lo que estaba haciendo antes de la crisis.
    • Posibles desencadenantes como destellos luminosos, golpes, adormecimiento…
    • Si la persona está consciente o inconsciente.
    • Si tiene los ojos abiertos y hacia donde miran.
    • Los movimientos que hace, como los hace y a qué miembros afectan.
    • Si emite o no sonidos.
    • Su estado después de convulsionar.

 

¿Qué NO hacer si alguien convulsiona?

  • No hay que tratar de sujetar a la persona o evitar que se mueva. Si hacemos esto no conseguiremos frenar la convulsión, únicamente le provocaremos más daño.

  • No hay que poner nada en la boca de la persona. Una persona con una convulsión no se puede tragar la lengua, por lo que más que ayudar, podría lesionarle los dientes o la mandíbula.
  • No intentar hacerle la RCP. Generalmente, las personas comienzan a respirar de nuevo por su cuenta después de una convulsión.
  • No ofrecerle ni agua ni alimentos a la persona. Es peligroso si no está plenamente consciente.

 

Prevención – Video: Diferencia entre Epilepsia y Convulsión

Prevención – Video: ¿Qué hacemos ante una crisis convulsiva?

 

Tema: Riesgos Laborales
Precoin Prevención S.L.
(Bilbao – Bizkaia)

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