Prevención

Cuando en España existen casi 167.000 kilómetros de carreteras de todo tipo, y el 90% de esa longitud la forman las llamadas convencionales -de doble sentido de circulación- resulta casi imposible no circular por ellas en algún momento. Pero cuando lo haga, extreme la precaución.

Puede acordarse de los datos de la DGT, según los cuales de las 1.131 personas fallecidas en accidentes el año pasado, 971 perdieron la vida en vías secundarias.

O puede tomar nota de los resultados del último estudio EuroRAP. Se trata de un programa paneuropeo de valoración de las carreteras que llega a su decimocuarta entrega y concluye, por ejemplo, que el 25% de las vías tradicionales presentan niveles de riesgo alto o muy alto de sufrir un accidente mortal o grave. De hecho, esa exposición es 3,5 veces superior a la que tendría viajando por una autopista o una autovía. Una brecha que, por cierto, no ha hecho sino incrementarse en los últimos años.

En el estudio participan varios clubes de automovilistas, entre ellos los españoles del Racc y el Race. Y hay que precisar que ciñe la investigación a la llamada RCE, o Red de Carreteras del Estado, que representan el 16% del total. Pero los 24.805 kilómetros que se analizan son un campo de trabajo suficiente para extrapolar los resultados, ya que representan el 48% del tráfico rodado de todo el país. E incluso se podría quedar cortos, ya que la proporción de vías de alta capacidad (vs. las de doble sentido) es muy inferior en las redes que son titularidad de las CCAA o de las Diputaciones y Cabildos.

El periodo de estudio abarcó tres años -de 2013 a 2015- para dar robustez a los resultados y evitar la aleatoriedad. Por la misma razón se tuvieron en cuenta el número de accidentes mortales y graves, no el de víctimas; y se excluyeron los tramos con menos de cinco kilómetros de largo o por los que transitan menos de 2.000 vehículos por día.

En total, se identificaron 4.101 accidentes en 1.387 tramos, de los que 77 presentaban un riesgo elevado o muy elevado. Y 17 de ellos, integrados en esta última categoría. Según los investigadores, esos trayectos suman 3.264 kilómetros de la RCE (el 13,2% del total) y en ellos se registraron cada año una media de 143 siniestros, con 36 fallecidos y 144 heridos de gravedad.

Como habrá imaginado, todos esos tramos están en carreteras tradicionales. En autopistas y autovías, son de riesgo moderado o inferior. Y eso que por ellas pasan ocho de cada 10 vehículos que usan la RCE.

Los resultados no contradicen la importante mejora que se ha producido respecto a los últimas oleadas del EuroRAP, ya que el porcentaje de recorridos con mayor peligrosidad ha bajado del 20,7% al 13,1% actual. Y en el mismo tiempo casi se ha doblado, hasta el 33,3% la proporción de aquellos con riesgo moderado, bajo o muy bajo. Ocurre que esa mejora -que ha colocado a España entre los seis países con menor siniestralidad en Europa- se ha centrado más en las carreteras de gran capacidad que en las de doble sentido.

Esto implica, por ejemplo, que cinco de los 10 tramos más peligrosos repitan, una cuestión que en el Race considera «inaceptable». Y ayuda muy poco en un contexto marcado los últimos años por el frenazo en la reducción de los muertos, cuya tendencia a la baja se romperá este año por primera vez desde 2003. Tomando los datos de la DGT hasta el 15 de diciembre, el Racc estima que el año terminará con 1.169 fallecidos, 38 más que en 2015.

 

TRASVASE DE CAMIONES HACIA LA VIAS DE PAGO

La investigación también avisa del aumento de la siniestralidad de motos y ciclomotores, pero al estar muy concentrada -el 50% de los accidentes se registran en el 5,4% de la red- facilita su tratamiento. Algo similar ocurre con los camiones, en los que se ha detectado que seis de los 10 tramos más peligrosos son paralelos a autopistas de peaje (sobre todo) o autovías.Aquí, el Racc propone desviarlos hacia las vías de pago, reduciendo a la mitad los peaje. Calcula que se podrían salvar hasta 79 vidas al año, aportaría un beneficio social de 241 millones y ahorraría a los camioneros 109,3 millones.La experiencia se ha probado en la N-2 en Lleida y la mortalidad cayó un 90%.

Fuente: El Mundo.