La distancia entre las plazas de los aeroplanos no respeta las medidas corporales de los viajeros del siglo XXI.
Investigadores españoles analizan las proporciones humanas para actualizar la ergonomía de los transportes aéreos.
Común es ya la queja del pasajero que al sentarse en un avión se lamenta por viajar tan estrecho. “Una persona normal no cabe bien en un asiento de avión”, denuncia sobre este medio de transporte Jordi Porta, catedrático del Instituto Nacional de Educación Física de Cataluña (INFEC Barcelona) y miembro de la Sociedad Internacional para el Avance de la Cineantropometría (ISAK, por sus siglas en inglés). La talla y el peso del ser humano han aumentado “de forma significativa” en las últimas generaciones, sobre todo en los países occidentales.
Asientos y la talla media.
Los asientos de las compañías aéreas son un problema para personas que miden más de 174 centímetros según Pablo Wagner, fisioterapeuta que analizó en su tesina como investigador de INEFC Barcelona los riesgos ergonómicos de los asientos de clase turista en los principales aviones comerciales de vuelos de menos de cuatro horas.
Los españoles varones nacidos en la década de los setenta ya alcanzan una talla media de 176 centímetros, según un estudio del Consejo Superior de Investigaciones Científicas sobre la evolución de la estatura en el país. A partir de datos de la Encuesta Nacional de Salud, los investigadores observaron que entre 1910 y 1987 los españoles han crecido diez centímetros.
Longitud entre asientos.
Otro dato interesante para evaluar la ergonomía del transporte aéreo es la longitud entre asientos –desde la cara trasera del asiento delantero hasta el mismo punto del asiento posterior–. Esta distancia suele oscilar entre los 76 y los 85 centímetros en clase turista, aunque en algunos aviones es de 73,6 centímetros.
Wagner ha comprobado que algunas aerolíneas de bajo coste, como Ryanair y Easyjet, las compañías consideradas menos cómodas, son también las que de menos longitud disponen. Un artículo del The New York Timesya advertía que la distancia entre asientos ya había disminuido un 10% en los últimos 20 años. En relación a la anchura de los asientos, la distancia más común entre los apoyabrazos es de unos 43,2 centímetros y hay poca diferencia entre empresas.
Búsqueda de rentabilidad.
“El incremento en el número de plazas por vuelo con finalidad de mejorar la rentabilidad económica podría estar ocasionando una serie de problemas ligados a la postura y sobrecargas musculares”, concluye Wagner en su estudio. Hay gente que viaja a menudo, y la dificultad para moverse puede ocasionar problemas de salud, advierte María Dolores Cabañas, del comité ejecutivo de la ISAK.
En este sentido, Porta comenta que todo ello tiene algunas consecuencias sobre la salud psicológica y física de los pasajeros, sobre todo para la circulación.
Espacio entre viajeros.
El espacio entre viajeros es uno de los aspectos que tiene consecuencias sobre el malestar y las náuseas durante el vuelo, tal y como recoge una revisión sobre el bienestar de los pasajeros en las aeronaves. Heidemarie Hinninghofen, autor del estudio e investigador del Hospital Universitario de Tübingen (Alemania), comenta que el poco espacio durante el vuelo “dificulta levantarse para hacer ejercicio regular, perturba la respiración, restringe el tránsito gastrointestinal y la circulación normal de la sangre que puede causar un edema o la isquemia de las extremidades inferiores”. El síndrome de clase turista por no mover las piernas durante el vuelo aumenta el riesgo de sufrir trombosis durante o después del vuelo, independientemente de la clase.
Medidas incoherentes con la realidad.
Cada compañía aérea utiliza un determinado tipo de aviones. La disposición de los asientos, la distancia entre filas y la distribución de clases es una decisión de la aerolínea. En España no existe una normativa que establezca un máximo de asientos por avión o una distancia mínima entre ellos, tal y como se recoge en la Ley 21/2003, de 7 de julio, de Seguridad Aérea. De hecho tampoco hay un definición clara sobre qué puntos de referencia deben tomarse para medir la distancia entre asientos.
“Las compañías incluyen la mesita, el cojín y la estructura del asiento en la medida pero no deberían incluirlo porque estamos hablando de espacio útil”, comenta Gonzalo Saco, investigador de doctorado de INEFC Barcelona que está analizando este espacio. “Es una forma de ocultar los datos para que no podamos hacer nada”, opina sobre algunas aerolíneas, que incluso adelgazan el cojín para ganar espacio.
Porta denuncia que el canon de la “proporcionalidad áurea”, que describe la relación de las partes del cuerpo humano, aún se sigue utilizando en muchos ámbitos del diseño industrial y la arquitectura.
2.000 años atrasados.
Pero estas medidas no se corresponden con las del hombre del siglo XXI. “Vivimos 2.000 años atrasados”, reflexiona sobre el uso de las medidas del Hombre de Vitruvio, el primer estudio antroprométrico del ser humano desarrollado en la antigua Roma.
Nuevos patrones antropométricos.
La mejora de las condiciones de vida, la desaparición de muchas enfermedades infecciosas y la mayor disponibilidad a alimento han acelerado el crecimiento de los niños en los países desarrollados, comenta en un estudio sobre los nuevos patrones antropométricos de los españoles Antonio Carrascosa, investigador de pediatría en el Hospital Universitario Vall d’Hebron. El análisis de la talla, el peso y el índice de masa corporal de 32.064 niños y adolescentes entre 0 y 24 años concluye que los tres parámetros se han incrementado en los últimos 20 años.
Proyecto Pitch-Salud.
Investigadores del INEFC Barcelona, junto con la ISAK y el Grupo Español de Cineantropometría de la Federación Española de Medicina del Deporte, están desarrollando el proyecto Pitch-Salud con el objetivo de actualizar las medidas del hombre español a partir de 43 variables como el peso, la talla, la longitud de las piernas, etc.
Ya se han medido unos 2.500 adultos en Cataluña, y ahora ampliarán la muestra a otros jóvenes de Madrid, Málaga y La Coruña. Por ahora están recogiendo datos para “ayudar a solucionar un problema ergonómico y social que, y cada vez más, afecta a muchas personas”, pero Saco calcula que la distancia entre asientos debería ser de entre 83,8 y 88,9 centímetros, bastante más de lo que los pasajeros disponen actualmente.
“Esperamos que estos estudios puedan servir para impulsar cambios normativos en los aviones”, desea Porta, mientras que Cabañas recuerda la situación actual: “No hay reposapiés para las personas más bajas, las más altas chocan con las piernas en el asiento de delante y las más obesas viajan encajadas”.
Por ahora el pasajero solo puede continuar rumiando por la falta de espacio y practicar algunos ejercicios para evitar que se entumezca el cuerpo, como arquear la espalda y rotar los hombros para estirar la columna vertebral o masajear las piernas para facilitar la circulación sanguínea.
Prevención – Vídeo: Ejercicios durante el viaje en avión.
Prevención: ¿Cuales son los asientos más seguros en un avión?.
Cada accidente aéreo es distinto, por lo que no es posible afirmar con rotundidad que unas posiciones son más seguras que otras. Sin embargo, un estudio elaborado por la Revista Time , en el que se analizaron 17 accidentes aéreos con víctimas mortales y supervivientes, ocurridos desde 1985, determinó que los pasajeros que sufrieron menores viajaban en la parte trasera del avión.
El informe manifestaba además que las butacas con un riesgo de mortalidad más bajo eran las del medio de la fila, es decir, entre el pasillo y la ventanilla.
El estudio de Time concluye que la tasa de mortalidad de los asientos del último tercio de la cabina se sitúa en el 32%, un porcentaje que asciende al 38% en la parte delantera de la aeronave, y al 39% en el tercio medio.
Por lo que respecta a la fila, los asientos del medio de la parte trasera de la cabina obtienen los mejores resultados de supervivencia, con un 28% de tasa de mortalidad. Por contra, los viajeros más malparados son los ocupantes sentados junto al pasillo en el tercio medio del avión, un una tasa de mortalidad que se eleva hasta el 44%.
Después del accidente, los pasajeros con más posibilidades de sobrevivir son los sentados cerca de las salidas de emergencia, según un estudio elaborado en 2008 por la Universidad de Greenwich, en el que se analizaba el uso de esta salida tras un siniestro.
Supervivencia = circunstancias que lo rodean.
Sin embargo, todo el mundo coincide en que las posibilidades de supervivencia tras un accidente dependen de las circunstancias que lo rodean. En este sentido, si la parte más afectada del avión en un impacto aéreo es la cola, con toda lógica, los pasajeros que deberían sufrir en menor medida sus efectos deberían ser los ubicados en la parte delantera y media.
A pesar de los datos arrojados, el avión es el medio de transporte más seguro. Las probabilidades de perecer en un accidente aéreo son de 1 sobre 8.000, mientras que en el caso del automóvil son de 1 sobre en 112, y de 1 sobre 900, en el de moto.