Coronavirus

Alivio, seguridad, entretenimiento, relajación… La convivencia diaria con las mascotas aporta múltiples beneficios para la salud.

 

Compartir el día a día con un perro o un gato se ha convertido en un gran regalo terapéutico para hacer frente al confinamiento. Los beneficios van mucho más allá del privilegio de poder salir fuera de casa a realizar un corto paseo con el perro para que pueda realizar sus necesidades. Muchos de los aspectos positivos tienen además una base científica y de conocimiento veterinario acumulado. El encierro está confirmando en la práctica lo que ya se sabía.

Lo están experimentando en las casas. Los adultos y también los más pequeños. Para la mayoría ya sería impensable, solo dos semanas después de empezar la clausura obligada, imaginarse ahora sin sus mascotas. “Para muchos el confinamiento está significando un redescubrimiento de lo que es estar con un perro, no tener un perro, que es algo muy distinto”, destaca David Cabrerizo, educador canino (Natural Gos Sud).

Terapia.

Mi perra tiene cuatro años, es terapia total, nunca había vivido tanto con ella, quince días las veinticuatro horas del día. Sería muy difícil emocionalmente estar ahora sin ella”, explica Juanan Fernández.

Son todo un antídoto ante el aburrimiento que se sufre en muchas familias. “Te mantienes activo y ocupado, para mí esto es lo más importante; tienes que estar pendiente de él y además lo ves relajado y tranquilo. Aunque mi perro Wayler no entiende por qué pasamos tantas horas en casa con él, interactúa mucho con nosotros, especialmente con mi hija Jara, de dos años. Además ahora tenemos más tiempo y te puedes dedicar más”, explica Laura Casadevall.

Alivio y bienestar.

La sensación de alivio, de bienestar que sienten Juanan y Laura, tiene su explicación científica y razonada. “No es ningún secreto que los animales son buenos en nuestras vidas. A cambio de la responsabilidad que conlleva compartir nuestra vida con mascotas, hay numerosos estudios que demuestran que las mascotas mejoran nuestra calidad de vida, tanto emocional como físicamente”, explica Maria Pifarré, veterinaria.

Especialmente terapéutico.

En un momento de aislamiento social forzado, con muchas personas que pasan el confinamiento solos porque no viven en familia, el tener un perro o a un gato en casa es especialmente terapéutico. Entre los beneficios concretos descritos por los especialistas destaca que evitan el sentimiento de soledad. Sabemos que no estamos solos y que tenemos compañía, y eso hace que nos sintamos más seguros de nosotros mismos, más protegidos.

Aumenta la autoestima y pueden ayudar a evitar estados de depresión por soledad, porque su presencia estimula el contacto físico y la comunicación”, destaca Pifarré. “Cuando convivimos con animales podemos sentir nuestras necesidades sociales cubiertas del mismo modo que las tendríamos con nuestros amigos”, añade.

Estudios sobre el tema.

Entre los múltiples estudios que avalan este efecto beneficioso para la salud de las personas destaca el del doctor Allen R. MacConnel (Universidad de Miami) que, tras hacer investigaciones acerca de la relación entre familias y mascotas, concluyó que “los propietarios que tienen una relación de calidad con sus animales se sienten más sanos”.

Menos estrés y alivio de la ansiedad.

La doctora Sandra Baker (Universidad Commonwealth de Virginia), midió las ondas cerebrales de propietarios antes y después de pasar un rato con un animal de compañía y comprobó que se habían reducido los sentimientos de estrés.

En un momento como el del confinamiento, con muchas familias angustiadas, con el estrés generado por el miedo a contagiarse o a perder el empleo, la compañía de perros y gatos “reduce considerablemente los niveles de estrés y ansiedad que podamos tener, mejorando la salud mental de sus propietarios”, añade Pifarré.

Disminuyen los niveles de cortisol, considerada la hormona del estrés. “Está demostrado que acariciar a un gato disminuye la tensión arterial”, añade.
Alivian la depresión y la ansiedad. Los animales no pueden curar una enfermedad mental o un trastorno emocional, pero sí pueden ayudar, y mucho. La ciencia ha demostrado de sobra que aquellos que tienen mascotas y han sido diagnosticados con un trastorno mental se ven enormemente beneficiados con la compañía de los animales”, razona Pifarré.

En un momento como el confinamiento, con dificultad en las casas para marcar rutinas y diferenciar entre los distintos días de la semana e incluso el fin de semana, muchas familias agradecen las obligaciones y responsabilidad que implica tener un perro o un gato. “Tener un vínculo con mascotas hace que, aunque no se tengan ganas de hacer nada, hemos de darle de comer y, si es un perro, hay que sacarlo a pasear”, destaca la veterinaria.

Más hormonas de la felicidad.

Tener mascotas hace que se reduzca nuestra negatividad, haciendo que seamos más positivos. La cosa funciona de manera similar a lo que sentimos cuando un buen amigo nos ayuda y nos hace ver el lado bueno de las cosas; nuestra mascota produce el mismo efecto en nosotros. Jugar con las mascotas aumenta la secreción de oxitocina, serotonina, dopamina y endorfinas, que son las cuatro hormonas de la felicidad”, argumenta Pifarré.

La relación de calidad entre personas y animales es una de las claves. No es lo mismo ver al perro o al gato como una simple responsabilidad, porque hay que cuidarlo, alimentarlo y sacarlo a pasear, que tener una relación de convivencia real.

Cabrerizo, especializado en la educación canina, insiste siempre en sus clases con los propietarios en la relevancia de mantener una relación de calidad con los animales. “Tenemos que aprender a disfrutar del estar con nuestro perro, a pasar tiempo con él. Ahora tenemos una gran oportunidad, es un aprendizaje. No es necesario estar siempre haciendo cosas con el perro, se trata de compartir el día a día”, destaca el educador canino.

El perro es un animal que disfruta estando con los humanos, de su simple compañía, por lo que no necesita estar siempre activo. Es bueno tener esto en cuenta en pleno confinamiento. “Son felices de estar con nosotros, el perro es un animal social. Claro que también tiene sus necesidades físicas, como correr o saltar”, explica Cabrerizo.

Cohesión y comunicación en el hogar.

El compartir la convivencia con un animal de compañía aporta cohesión y mejora también la comunicación en el hogar y entre los miembros de la familia, algo especialmente valioso en una situación de crisis. “Se requiere consenso y cooperación en los cuidados que requieren los animales, y muchas conversaciones en casa giran en torno a las mascotas”, apostilla Pifarré.

 

Fuente: La Vanguardia.
Tema: Riesgos Laborales.
Precoin Prevención, S.L.
(Bilbao – Bizkaia)