Este tipo de conducción se basa en tres acciones principales: la observación, la anticipación y la separación.
La atención y la concentración son conductas fundamentales a la hora de conducir. Aunque nuestras capacidades al volante sean buenas, la forma en que conduce el resto de usuarios tiene una gran influencia sobre nosotros. Realizar una conducción defensiva o preventiva nos ayudará a evitar posibles riesgos y situaciones de peligro.
Se trata de un conjunto de técnicas sencillas y útiles que permiten al usuario al volante depender de su propio comportamiento para evitar accidentes, producidos por los actos incorrectos de otros conductores o el estado de la vía. Las carreteras en mal estado, la mala señalización o una conducción peligrosa pueden acabar siendo un peligro para ti.
Acciones Principales.
La conducción defensiva se basa en tres acciones principales: la observación, la anticipación y la separación, que unidos a otros conocimientos pueden aumentar la seguridad en nuestros trayectos.
- Domina el arte de la observación. Se aconseja que la mirada del conductor sea lo más panorámica posible, observando más allá de lo que pasa a delante de nuestro vehículo. Además, es imprescindible mirar constantemente los espejos retrovisores para ver qué ocurre a nuestro alrededor. Girar ligeramente la cabeza puede ayudarnos a mejorar la visión del ángulo muerto.
- Anticiparse es la mejor opción para evitar riesgos. Nuestra atención determinará la rapidez con que detectaremos situaciones potencialmente peligrosas. Ante estos casos nuestra respuesta debe ser tranquila, levantando el pie del acelerador y circulando más despacio, para así tener tiempo suficiente para maniobrar.
- Desconfía. No des nada por hecho, en cualquier momento otro usuario puede saltarse un stop o no ceder el paso. Es recomendable tener un plan B en estos casos.
- La distancia que guardamos entre nuestro vehículo y el que nos precede nos ayudará a reaccionar más rápido ante cualquier imprevisto. Se deben mantener al menos dos segundos de separación con el automóvil que va delante nuestro. En el caso de los coches que nos siguen no podemos controlar su distancia pero sí que les podemos avisar de nuestras intenciones frenando a tiempo y de manera progresiva. En semáforos o atascos, hazles saber que estás detenido pisando el freno o con las luces de emergencia.
- Tener conocimientos siempre juega a tu favor. Saber el funcionamiento de todos y cada uno de los sistemas de seguridad del coche y sacarles el mayor provecho. Conocer técnicas de conducción que te sirvan en situaciones complicadas: lluvia, nieve, atascos, fallo de frenos..
- Respetar las normas de circulación es básico para asegurar tu seguridad. Pon atención a la señalización de cada vía y adecua tu velocidad en función del lugar y también de las circunstancias.
Conducción en Lluvia.
Para conducir con lluvia es imprescindible tener preparados una serie de elementos de nuestro coche, como los neumáticos, los amortiguadores, los frenos, los limpiaparabrisas…pero también requiere una mayor atención al volante, por eso RACE da una serie de pautas para circular con seguridad en días de lluvia.
Adecuar la velocidad.
La lluvia puede modificar las condiciones de la calzada y reducir nuestra visibilidad por eso es básico que lo primero que hagas sea reducir la velocidad, adecuándola a la situación y al estado del asfalto. También es importante que aumentes la distancia de seguridad para reaccionar más rápido ante cualquier imprevisto. Además, evitarás el “efecto spray”, el agua pulverizada que sale disparada de las ruedas del vehículo de delante, y que puede reducir nuestra visión.
Frenar con suavidad.
Para circular con seguridad deberemos anticiparnos. Al acercarnos a una curva, o cuando veamos que los de delante van reduciendo la marcha, deberemos tocar el pedal de freno con más suavidad ya que con el suelo mojado la distancia de frenado aumenta. De la misma forma, cualquier cambio de dirección o maniobra deberá ser progresivo y lo más suave posible para evitar reacciones inesperadas. No te olvides de poner los intermitentes, así los otros serán conscientes de tus movimientos.
Atención a la señalización.
Con la lluvia la pintura blanca que delimita la carretera y divide los carriles puede llegar a ser resbaladiza, por lo que debes intentar no pisarla con el vehículo, especialmente cuando tengas la dirección girada, o cuando quieras acelerar. Lo mismo ocurre con los pasos de peatones.
Calma.
Ante todo debes mantenerte tranquilo porque este tipo de situaciones tienden a aumentar la tensión, lo que hará que te canses más. Intenta hacer más paradas para descansar.
Evitar el aquaplaning.
La lluvia puede crear una película de agua acumulada en el asfalto que haga que los neumáticos no se adhieran y resbalen. Lo primero que tienes que saber es que a mayor velocidad, más alto será el riesgo de sufrir este efecto. Si te ocurre lo primero que notarás será que la dirección empieza a flotar y en ningún caso deberás frenar de golpe, ni variar la dirección del volante, sino que tendrás que levantar el pie del acelerador y sujetar con firmeza el volante hasta que las ruedas recuperen adherencia.
ABS y ESP.
Cada vez son más los vehículos que cuentan con ayudas electrónicas a la conducción. En España, todos los coches nuevos que se comercializen están obligados a montar de serie el sistema antibloqueo de frenos (ABS) y el control de estabilidad (ESP), muy útiles el situaciones de lluvia.
Prevención – Vídeo: Conducción Defensiva.
Prevención – Vídeo: Conducción en Lluvia.