Después de 26 años de carrera y haber pasado los últimos cinco en Madrid en el Ministerio de Asuntos Exteriores, perdiendo cada vez más competencias y viendo cómo se le denegaban hasta 21 puestos en el extranjero, el diplomático Miguel Ángel Vecino ha decidido denunciar al actual número 3 del ministerio, Cristóbal González-Aller, y a su antecesor Rafael Mendívil. La denuncia por acoso laboral fue presentada este pasado junio en los Juzgados de Instrucción de Madrid, y se dirige tanto contra el actual subsecretario de Estado como su antecesor en el cargo.
Denuncia.
La denuncia presentada por el abogado José María Garzón explica que desde 2014, Miguel Ángel Vecino ha solicitado 21 puestos en el extranjero a los que podía optar por su escalafón, y todos ellos le han sido denegados. En este caso, la responsabilidad se atribuye en la denuncia al actual subsecretario González-Aller.Dependiendo de los puestos, al diplomático le han justificado el rechazo en el ministerio que dirige Alfonso Dastis porque los elegidos tenían más antigüedad que él. Sin embargo, en los concursos donde Miguel Ángel Vecino sí tenía más antigüedad, ese argumento no se ha tenido en cuenta para conceder el puesto a diplomáticos que estaban casi 500 puestos por detrás de él en el escalafón.
En uno de los casos, incluso, el diplomático solicitó el mismo puesto en Luxemburgo que ya había ocupado 20 años antes, por el que las autoridades luxemburguesas le habían condecorado. Sin embargo, le explicaron que no era idóneo para ese puesto.
Según el escrito, al que ha tenido acceso a este periódico, estos dos altos cargos de Exteriores serían responsables de una situación que empezó a emponzoñarse a principios de los 90, cuando Miguel Ángel Vecino, entonces destinado en Düsseldorf, denunció un caso de corrupción en el Consulado General de esa ciudad alemana.
Pese a que en aquel entonces el ministerio reconoció que los hechos denunciados por Vecino eran ciertos y obligaron al cónsul a devolver un dinero que se había quedado ilegalmente, al diplomático le costó el estigma de ser un mal compañero. La denuncia relata que Mendívil, en aquellos tiempos cónsul general en Frankfurt,fue el que más se lo recriminó.
Su siguiente problema.
Su siguiente problema con el ex número tres del ministerio se produjo en Luxemburgo en el año 97 cuando, siempre según el escrito, Vecino no aceptó las presiones para que retirara una denuncia contra una española que tenía parentesco con el subdirector de personal del ministerio. Aquello le costó una sanción de él entonces subsecretario José de Carvajal, cuya mano derecha también era Rafael Mendívil.
Ya a principios de los 2000 y después de dos años en Madrid, donde se especializó en los Balcanes, fue nombrado cónsul en Ottawa (Canadá). Allí, el denunciante recibió informaciones de cómo en 2003 se había amañado un concurso en la embajada para cubrir un puesto vacante. El diplomático reunió pruebas con ayuda de varios trabajadores de la embajada, levantó acta y las guardó en sobres selladoscomo le habían dicho que hiciera en la Dirección General de Consulares del ministerio.
Sin embargo, al volver de vacaciones, comprobó que esas pruebas habían sido robadas. Según relata en la denuncia, había sido otro diplomático quien las sustrajo, Y por eso Vecino instruyó un expediente contra esta persona y lo envió a la Dirección General del Servicio Exterior, que entonces dirigía Rafael Mendívil. Según explica en el documento presentado en los juzgados, su expediente se archivó sin hacer la más mínima averiguación.
Problemas en Canadá.
El diplomático relata también cómo en Ottawa tuvo un problema con el embajador: en esta ocasión, la esposa del embajador provocó un accidente de tráfico y el jefe de la embajada «pretendió» que Vecino firmase un documento para echarle la culpa del choque al chófer. Como se negó a firmarlo, creció la animadversión hacia él.
Después de pasar cinco años en Ginebra como consejero ante las Naciones Unidas, llegó el año 2012, cuando Mendívil fue nombrado número 3 de Exteriores, y Vecino volvió a Madrid. Durante dos años, el subsecretario le mantuvo en un puesto que era al menos dos categorías inferiores a la que le correspondía: de haber tenido un nivel 30, pasó a un 26.
Por último, cuando el diplomático envió una carta a la Junta de la Carrera Diplomática para denunciar este trato, asegura que González-Aller dio instrucciones de que le prohibieran el acceso a los telegramas provenientes de las embajadas que utiliza para redactar sus informes. Esta prohibición de acceso se le ha justificado por motivos de seguridad, aunque Vecino denuncia que esos telegramas los maneja todo el mundo en el ministerio e incluso se pueden encontrar tirados por los suelos.
Desde la Oficina de Información Diplomática explicaron a este periódico que es precisamente la Junta de la Carrera Diplomática la que propone a los subsecretarios los nombramientos en el exterior. Aunque sus consejos no son vinculantes, «el subsecretario suele hacer caso» de las recomendaciones de la junta. En el caso de Vecino, explican, la Junta de la Carrera Diplomática no votó a favor de él en ninguna de las 21 ocasiones que ha solicitado un puesto en el exterior durante los últimos tres años.
«El PP ha convertido el ministerio en una agencia de empleo para amiguetes».
El diplomático Miguel Ángel Vecino sólo encuentra explicación a la negativa de Exteriores a destinarle en el extranjero en la guerra ideológica que vive la carrera diplomática. «He sufrido acoso laboral e indefensión», asegura. «Yo sé que me han sancionado de manera encubierta por haber denunciado desde hace años la corrupción en este ministerio, por haber criticado decisiones como el desmantelamiento de la presencia cultural española en el extranjero. Hay que estar por encima de la propia ideología cuando se sirve al Estado: el PP ha convertido el ministerio en una agencia de empleo para amiguetes y partidarios».
«Por si hubiese duda -añade-, desde que envié la carta de protesta a la Junta de la Carrera, el subsecretario ordenó que no me facilitasen la información que necesito para hacer mi trabajo. Si eso no es acoso, no sé cómo llamarlo«.
Vecino considera que «en esta carrera no hay que tener conocimientos: hay que tener padrinos. Eso ha hecho de este ministerio lo que es: un instrumento inútil para llevar a cabo la labor de representación y promoción de los intereses de España en el extranjero. El ministerio es una institución medieval incrustada en la Administración«, sentencia.
Y el suyo no es el único caso que conoce: «A un diplomático de la talla de Jorge Dezcállar, Mendívil lo mandó a cas ‘porque no tenían nada para él’. A Juan Pablo de la Iglesia le arrinconaron varios años. Y mientras, en el ministerio no funcionan bien las cosas: el alquiler de las Torres Ágora, los alquileres de residencias, la forma de funcionar de patrimoniales, la empresa india que se ocupa de los visados… Por no meternos en la cuestión de los nombramientos«.
En España no hay ni rumbo ni cuenta.
«El ministerio no tiene política exterior y tampoco cuenta en el mundo. En España no hay ni rumbo ni cuenta. Dando bandazos, España ha demostrado que no es de fiar en política internacional. Para tener proyectos, hay que tener ideas; para tener ideas, hay que reflexionar, pero para eso hay que tener centros de pensamiento y profesionales que reúnan formación y experiencia. En el escenario internacional se está presente porque se tienen ideas», añade el diplomático. «Es esencial que los dirigentes políticos se conciencien de la importancia de ser activos en el terreno internacional antes de llegar a la Moncloa», concluye.
Prevención – Vídeo: Acoso Laboral.
Fuente: El Mundo.
Tema: Riesgos Laborales.
Precoin Prevención SL
(Bilbao – Bizkaia)